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Nicanor Parra, Premi Cervantes *by Anna Parannoia”

Desembre 6, 2011

Anna Parannoia estava molt indignada, doncs veia com anaven passant els dies i el meu blog no deia ni mú sobre l’esdeveniment literari de l’any: el Premi Cervantes al poeta xilè Nicanor Parra. Ella esperava impacient a cada nou post i.. res! Que no hi havia manera! Així doncs ha decidit posar-hi remei escrivint ella mateixa, com a especialista reputada en literatura hispanoamericana, un brillant article al respecte, recuperant de pas la secció dels “cameos” que feia tems que tenia un xic oblidada.

Nicanor Parra (Chile, 1914): poeta, matemático, físico y, desde hace un par de días, Premio Cervantes. Y es que el pasado jueves 1 de diciembre, a sus 97 años – más vale tarde que nunca – recibió este galardón, que premia una carrera literaria que lo encumbra entre los más grandes poetas en lengua castellana. No debe de haber sido fácil ser Nicanor Parra.

Después de la aparición de un genio en el panorama cultural siempre es difícil emprender un nuevo rumbo; imaginemos cómo pudo ser escribir poesía después de Vicente Huidobro, Pablo De Rokha y Pablo Neruda, tres de los más grandes pilares poéticos de Hispanoamérica. La estela que dejaron era la de una poesía marcada por una gran ambición y por una sed de absoluto, con una necesidad de universalidad y la pretensión de abarcar el mundo terrenal y el universo cósmico en toda su extensión. Un arma sólo apta para minorías privilegiadas, el germen del que podían nacer las respuestas a las angustias más íntimas y profundas del ser humano, que sólo podía ser moldeada y comprendida por los escogidos. No debió de haber sido fácil ser Nicanor Parra y dar vuelta a su propia tradición literaria con unas pautas poéticas tan irreverentes y contrarias a las postuladas por el “pequeño dios”, el “toro furioso” y la “vaca sagrada” (como el mismo Parra define a los tres poetas anteriormente mencionados).

Con Parra, la poesía iba a convertirse en la antítesis de lo que venía siendo – iba a convertirse en antipoesía – desciendiendo a la realidad colectiva para decirle al ser humano que todos podemos ser poetas, que todo puede ser poesía y que no existe un único camino ni una única verdad poética. El carácter divino y selectivo desaparece así para dar paso a una poesía cuyo punto de mira es la realidad cotidiana, con la que conecta a través de un lenguaje lleno de coloquialismos y regionalismos que arraigan en la propia identidad chilena. Debió de ser complicado ser Nicanor Parra.

Aunque el poeta chileno contaba con su mejor arma: el sentido del humor, que convertiría su poesía en una revolución literaria. El desafío a la pretendida solemnidad poética iba más allá de la desmitificación de la figura del creador; era necesario que la propia poesía contuviera en su esencia aquello que iba a forjar su identidad última: la sonrisa irónica, el sarcasmo hiriente pero siempre desde una actitud rebelde – casi eternamente adolescente – que convierte sus versos en emblemas que combinan el cinismo con la ternura, lo punzante con lo inocente, que exploran los propios límites para descubrir que estos ni siquiera existen. El pueblo no ha dudado: ha escuchado, ha seguido y ha creído a Parra que, como si de un Rolling Stone se tratara, ha llenado estadios de gente ansiosa por oírle recitar. Debe de ser divertido y emocionante ser Nicanor Parra.

*by Anna Parannoia*

LA MONTAÑA RUSA

Durante medio siglo
La poesía fue
El paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
Y me instalé con mi montaña rusa.

Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
Echando sangre por boca y narices.

De Versos de salón (1962)